Durante la temprana historia de Japón, el motivo del Hinomaru fue utilizado en las banderas de daimyos y samuráis. Durante la Restauración Meiji, tanto el disco solar como la insignia del sol naciente de la Armada Imperial Japonesa se convirtieron en los principales símbolos del emergente Imperio de Japón. Carteles con propaganda, libros de texto y películas pintaban la bandera como una fuente de orgullo y patriotismo. A los ciudadanos se les pedía que mostraran la bandera en sus hogares durante las fiestas nacionales, celebraciones y otras ocasiones que decretara el Gobierno.
Diferentes objetos devocionales al país y al emperador con el motivo del Hinomaru se volvieron populares durante la Segunda Guerra Sino-japonesa y otros conflictos. Estos objetos iban desde consignas escritas en banderas hasta prendas de vestir y platos con la imagen de la bandera.
La percepción pública de la bandera nacional varía. Para algunos japoneses, la bandera representa al país, por lo que ninguna otra puede sustituirla. Sin embargo, la bandera no es desplegada debido a su asociación con el nacionalismo extremo. El uso de la bandera y del himno nacional —el Kimigayo— han sido un asunto polémico en las escuelas públicas de Japón desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Disputas acerca de su uso han derivado en protestas, demandas y por lo menos un suicidio en la prefectura de Hiroshima. Para los okinawenses, la bandera representa los eventos de la Segunda Guerra Mundial y la subsecuente presencia militar estadounidense en el lugar. Para algunas naciones ocupadas por Japón la bandera es símbolo de agresión e imperialismo. El Hinomaru fue utilizado como una herramienta en contra de naciones ocupadas con el propósito de intimidar y subyugar. A pesar de las connotaciones negativas, fuentes japonesas y occidentales aseguran que la bandera es un perdurable y poderoso símbolo para los japoneses

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